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El río Flåmselv de cerca, con el bosque verde y las montañas cubiertas de nieve al fondo
Dos trenes del ferrocarril de Flåm encontrándose en Flåmsdalen
El ferrocarril de Flåm, visto desde la ventana
 Una mujer y un hombre se sonríen frente a Kjosfossen
Dos ciclistas junto al río en Flåmsdalen

Por qué debería vivir la experiencia de subirse en el tren de Flåm al menos una vez en la vida

Vienen turistas de todo el mundo para viajar en el ferrocarril de Flåm. ¿Por qué es tan popular? ¿Y qué lo hace tan espectacular como para que National Geographic lo haya declarado uno de los mejores diez viajes en tren de Europa, mientras que Lonely Planet ha ido más allá y lo ha declarado el mejor del mundo?

Dos trenes en el ferrocarril de Flåm encontrándose en el valle, vistos desde una ventana del vagón con turistas

El ferrocarril de Flåm, un viaje en tren que no querrá perderse

Todos los años, el empinado y fértil valle de Flåmsdalen y el emblemático tren hacen que personas de todo el mundo se animen a visitar Flåm. El ferrocarril de Flåm, que circula entre Myrdal y Flåm, ha sido, durante muchos años, una de las atracciones más populares de Noruega. Junto con otros ferrocarriles internacionales, esta línea está en la lista de lugares que ver de muchas personas. Tanto si le encanta la aventura como si le fascinan los trenes, es una visita obligada en su viaje a Noruega.

La combinación de naturaleza salvaje, interesante historia y preciosas granjas en la montaña harán que su viaje en el ferrocarril de Flåm sea una experiencia espectacular.

Un tren del ferrocarril de Flåm por el valle de Flåmsdalen cubierto de nieve en invierno

Precioso durante todo el año

En los últimos años, los turistas han descubierto que Flåmsdalen es precioso durante todo el año, no solo en verano. Es casi tan espectacular en un día frío de invierno como en un cálido día de julio. Esos días en los que la temperatura está bajo cero y hay nieve en el suelo, es imposible no pensar en las personas que construyeron el ferrocarril, pero también en los que antes habitaban la zona. En otoño, el valle es un estallido de rojos, amarillos y naranjas, mientras que, en primavera, las cascadas están en su máximo esplendor y los picos de las montañas aún están nevados. 

Un gran torrente de agua fluyendo por Kjosfossen, junto al ferrocarril de Flåm

El espectacular valle de Flåmsdalen

Con empinadas laderas que reflejan las claras marcas de los deslizamientos de tierra, las enormes cascadas, las aguas cristalinas del río y la escarpada Myrdalsberget, es posible que la mejor palabra para describir el valle de Flåmsdalen sea “espectacular”. Si se sube al tren, podrá disfrutar de unas magníficas vistas a todo ello. Podrá divisar tres cascadas: Brekkefossen, Rjoandefossen y Kjosfossen. El tren hace una parada de unos minutos en esta última para que pueda bajarse y sentir las gotas de agua de la cascada en la piel.

Y junto con las granjas o las laderas de color verde o con tonos otoñales, no es arriesgado decir que las vistas son increíblemente bonitas.

El tren Flåm descendiendo por el valle de Flåmsdalen

Una increíble obra de ingeniería

Hay un buen motivo que explica por qué la construcción del ferrocarril de Flåm está considerada como una de las obras de ingeniería más atrevidas y sensacionales desde el punto de vista técnico de la historia de Noruega. La construcción de este tramo del ferrocarril, de 20 km de largo, duró casi 20 años, desde que se empezó a construir, en 1923, hasta que se completó, en 1940. La diferencia de altura es de nada menos que 865 metros desde la estación de Flåm, en Aurlandsfjord, hasta Myrdal, a 867 metros sobre el nivel de mar. Hay una pendiente del 5,5 % en más del 80 % de la ruta.

De los 20 túneles que tiene el recorrido, 18 se construyeron a mano. Uno de ellos incluso hace una curva de 180 grados, lo que permite disfrutar de las vistas al valle de Flåmsdalen desde ambos lados del tren. ¡Sí, el número 20 tiene algo especial!

En resumen, esta obra de ingeniería le dejará impresionado cuando viaje en el tren para subir o bajar por el valle.

El Museo del Ferrocarril de Flåm, en el edificio de la antigua estación de Flåm, ofrece una preciosa exposición sobre la historia del ferrocarril. La entrada es gratuita.

Las cabras bajo la luz del sol frente a una granja en Flåmsdalen

Un valle vivo

Este viaje en tren es absolutamente precioso, aunque también le aporta una perspectiva de la historia cultural. La mayoría de las granjas del valle ya estaban habitadas y funcionaban mucho antes de que llegara el ferrocarril, y la gente sigue utilizándolas hoy en día. Podrá ver Rallarrosa Stølsysteri, donde se elaboran queso y otros productos de leche de cabra, en la granja de Kårdal, al fondo de Myrdalsberget, en lo alto del valle. El casco antiguo de Flåm, con la iglesia de Flåm y la escuela, están un poco más arriba en el valle del que consideramos el centro hoy en día, y aquí es donde viven ahora la mayor parte de los residentes.

Varios ciclistas en Rallarvegen descendiendo el valle de Flåmsdalen en verano

Punto de inicio para otras actividades

El ferrocarril de Flåm no solo es un fantástico viaje, sino que es un punto de partida ideal para otras actividades. Vatnahalsen es un precioso lugar desde el que empezar si le gusta el senderismo. Aquí podrá recorrer Reinungavatnet, ir por Rallarvegen o bajar por Flåmsdalen.

Si le va más la adrenalina, la tirolina de Flåm también tiene su inicio en Vatnahalsen. La tirolina más larga de Escandinavia lo llevará por Myrdalsberget hasta la granja de Kårdal. Desde ahí, puede alquilar una bici e ir en ella hasta Flåm. O bien puede ir a pie hasta la estación de Blomheller y subirse allí al tren.

Recorrer todo el valle en bicicleta desde Myrdal hasta Flåm también es un trayecto ideal, y, Rallarvegen es el lugar en el que primero se funde la nieve al llegar la primavera. Primero, tendrá que bajar 21 curvas cerradas desde Vatnahalsen hasta Kårdal. Si Rallarrosa Stølsysteri está abierta, le recomendamos que haga una parada para probar las tortitas noruegas o sveler con queso de cabra. La mayor parte del trayecto es cuesta abajo, y pasará por preciosas granjas y junto al bonito río Flåmselv. ¡Y tenga cuidado con las cabras! Haga una parada en la iglesia de Flåm, que data de 1670. Si está abierta, merece la pena entrar y admirar el arte y sus frescos.